Curiosamente, un medio nacido de y para Internet, ha tenido que bajar la persiana apenas 22meses después de su prometedor nacimiento. Soitu.es había sido una apuesta por la calidad, la innovación y la participación, estaba escrito desde el epicentro de la web social, utilizando un lenguaje adaptado al medio, y gozaba con una amplia aceptación por parte de los lectores -1,5 millones de usuarios únicos-. Había sido premiada recientemente por la ONA (Online News Association) por segunda vez consecutiva y se había convertido en el estandarte del nuevo periodismo.
Un 10 como modelo comunicativo, pero no ha encontrado los recursos económicos suficientes para sostener su gratuidad. Y, nos guste o no, sin pasta no hay nada que hacer. Este acontecimiento, invita a reflexionar sobre el modelo de negocio de la industria de la información y el papel del periodismo en un entorno donde cualquiera con acceso a Internet puede publicar contenidos y donde la información ha dejado de ser un bien escaso.
El número de lectores de la prensa impresa desciende paulatinamente para migrar a la Red, donde los medios han conseguido retenerlos en parte, gracias a la estrategia de la gratuidad. Sin embargo, tras el entusiasmo inicial, el tiempo ha puesto las cosas en su sitio. De momento, la publicidad no es suficiente para mantener una redacción tradicional, y el ejemplo de Soitu pone en entredicho la viabilidad, incluso, de medios digitales mediante este sistema. Las empresas informativas tratan -de momento sin éxito- de encontrar un modelo de negocio sostenible. En este contexto, el debate sobre la gratuidad vuelve estar encima de la mesa con más fuerza que nunca. Sin ir más lejos, la API (American Press Institute) lanzó en junio pasado un paquete de propuestas bajo el título de Newsmedia Economic Action Plan (Pdf) que incluye la vuelta al pago.
Pero, ¿es factible plantear que el lector pague por una información cuando tiene acceso a miles de fuentes de forma gratuita?
Gurmesindo Lafuente, director de Soitu.es, afirmaba hace poco en ETB3 que el pago en Internet es una equivocación estratégica. Una pataleta de los medios tradicionales que acabará separándolos aún más de los lectores. Una pérdida de tiempo.
Resumiendo. La publicidad no es suficiente, que se lo pregunten al bueno de Sindo. El pago, una equivocación. Otros hablan de un modelo sustentado en pequeños inversores o en la propia comunidad de usuarios, tipo Indymedia. Muy bonito, pero el BBVA invirtió 3,5 millones de euros en Soitu. A ver quienes son los majos o la comunidad que es capaz de reunir ese dinero para un proyecto periodístico, que no era capaz, no ya de generar beneficios, sino de autofinanciarse. Porque Soitu lo hacían verdaderos profesionales convencidos de su modelo informativo. Ahí su éxito. ¿Se nos ocurren más ideas?. De algo tendrán que comer los periodistas, digo yo.
José Luís Orihuela, autor del blog eCuaderno y una de las voces más autorizadas sobre este tema en el mundo hispano, publicó recientemente un post -nuevos paradigmas de la comunicación- que viene a cuento mencionar. En él expone afirma que estamos pasando de una información mediada a otra sin intermediación alguna.
"La red ha puesto en cuestión una de las funciones básicas de los medios tradicionales y de sus profesiones asociadas: la mediación profesional de los comunicadores en los procesos de acceso del público a las fuentes. [...] El papel tradicional de editores de buscar información, filtrarla, contrastarla, editarla y publicarla en función de su relevencia, oportunidad e interés, ya no es exclusivo de periodistas. La Red permite el acceso directo del público a la información sin mediación de comunicadores profesionales."Frente a los que miran con excepticismo el futuro de la profesión periodística en el entorno 2.0, Orihuela opina que el papel de los informadores profesionales es más relevante que nunca para buscar, identificar, enlazar, interpretar, ordenar y procesar la información y ponerla al alcance de un lector que ha visto multipicada exponencialmente la oferta de contenidos, pero que sigue teniendo un tiempo limitado. Además, en la web social, se multiplica el número de voces, pero se diluye su autoridad, precisamente porque no existe un sistema de control previo a la difusión pública de la información. La comunicación pública se ha desprofesionalizado. Aunque, hay que matizar que entre los montones de contenidos sin interés que podemos encontrar en la red, existen miles de blogs no profesionales, escritos por personas expertas en su área, autorizadas y que gozan de la credibilidad de los lectores, que pueden sustituir con éxito a medios de comunicación.
Esta desprofesionalización de la información ofrece al periodista -y a los medios- la oportunidad de alzarse como voz autorizada y ofrecer un alto valor añadido por el que el lector esté dispuesto a pagar, y así sostener la viabilidad económica de la empresa.
Sin embargo, mucho tendrá que cambiar el periodismo para que ese valor añadido sea percibido por los lectores. El nivel de confianza de los lectores en la prensa es el más bajo del último cuarto de siglo. La profesión está desprestigiada, politizada, y sacrificar la calidad y la diligencia profesional en aras de la velocidad y el 'fast-food' informativo le ha llevado a cometer errores de bulto. Pero, resulta complicado hacer una apuesta por la calidad que redunde en un valor añadido que permita un modelo de pago si estamos en medio de una crisis, reduciendo plantillas y con sueldos irrisorios.
Es la pescadilla que se muerde la cola. Sin dinero no hay calidad. Y sin calidad, no hay valor añadido que motive el pago en un universo de abundancia y gratuidad, por mucho que les pese a algunos.
Ref imágenes: Soitu.es, Wikimedia Commons.